mayo 02, 2009

EL HOTEL HUMBOLDT

El Hotel Humboldt es uno de los edificios más emblemáticos del paisaje de El Ávila y de Caracas. Su atractivo particular reside en la torre cilíndrica que permite una excelente vista panorámica de 360º que permite apreciar la montaña, el litoral y la ciudad. Mide sesenta metros de altura y posee catorce pisos en los que se distribuyen setenta habitaciones (actualmente fuera de servicio). El edificio está dotado de comedor, mirador y estructuras adosadas con áreas sociales: salones, estar, restaurante, dependencias administrativas, servicios y piscina cubierta. La fachada de cristal tiene como propósito ayudar al calentamiento del ambiente interior.

El Hotel Humboldt y el Teleférico Caracas-Ávila-Litoral conforman un conjunto arquitectónico ubicado en la cumbre de El Ávila, a una altura de 2.105 metros. La obra data de mediados del siglo XX. La construcción civil estuvo a cargo de los ingenieros Gustavo Larrazábal, Oscar Urreiztieta y la compañía venezolana ENECA. El diseño original del Hotel y de la estación Ávila son del arquitecto Tomás José Sanabria, quien formó parte de la segunda generación de arquitectos venezolanos formados en el exterior e impulsores del estilo internacional en Venezuela. El paisajismo es responsabilidad de Roberto Burle Marx. Las estaciones de Maripérez y El Cojo (Macuto) fueron diseñadas por el arquitecto Alejandro Pietri Pietri. El Hotel y el tramo de Macuto fueron construidos por la compañía venezolana Eneca, mientras que el sistema aéreo fue responsabilidad de la firma alemana Heckel, a través de su representante Georg Jablonski, y también de la compañía alemana Saarbrucken.

El Hotel debe su nombre al geógrafo y naturalista alemán Alejandro Humboldt (1769-1859) quien recorrió las montañas de El Ávila y dejó escrito el testimonio de sus observaciones.

El Teleférico fue construido durante el gobierno del General Marcos Pérez Jiménez. Fue estrenado por el Ejecutivo el 11 de diciembre de 1955 e inaugurado el 14 de septiembre de ese año, aunque entró en servicio para el público el 19 de abril de 1956. Pérez Jiménez lo calificó como la "hostería de la cota 2000". El tramo El Ávila-El Cojo, en Macuto, empezó a operar en diciembre del mismo año. En 1957 el sistema fue entregado a la Gobernación del Distrito Federal con la intención de incorporarlo al patrimonio turístico de la ciudad. El Teleférico recorre 1.200 metros desde la cumbre de El Ávila a Maripérez, en Caracas. En aquella época el sistema incluía también funiculares para el traslado desde la Fuente de Soda al Hotel Humboldt.

En su época de auge, el Humboldt fue sede de eventos y de fiestas memorables. Durante un tiempo, el Hotel fue usado como Escuela de Hotelería, lo cual ocasionó el deterioro de las instalaciones. Permaneció cerrado por muchos años, siendo víctima del hurto y del abandono de las autoridades. En lo alto del Ávila ha permanecido como un centinela silente que divisa el Mar Caribe, confiado en el valor de su monumental arquitectura y en la utilidad de sus encantadoras dependencias.

La razón original de esta obra, emblema del modernismo en Venezuela, fue de tipo estratégico, de modo que permitiera la comunicación entre Caracas y el litoral, en caso de necesidad militar o de catástrofe en la Autopista Caracas-La Guaira, la cual se hallaba en plena construcción para aquel momento. En la práctica, el Teleférico representa un sitio de recreación. La subida por funiculares o "cabinas" representa una aventura impresionante para turistas y visitantes quienes disfrutan de diversas atracciones (patinaje sobre hielo, largavistas, paseos a caballo, kioscos de golosinas, flores y frutas), así como del frescor y la humedad de la montaña.

El destino del Teleférico ha sido víctima del devenir político del país. El tramo El Ávila-El Cojo funcionó hasta 1977. El sector Caracas-El Ávila fue reinaugurado en febrero de 1986, bajo la administración del Centro Simón Bolívar. En esa ocasión, funcionó hasta agosto de 1988, cuando fue cerrado al público. Esta vez, fueron destrozados espacios vitales y fue alterado el diseño original en diversas áreas. La CONAHOTU también tuvo participación en este proyecto. La incapacidad, la corrupción y la desidia institucional influyeron para que el Teleférico permaneciera cerrado durante más de diez años.

El 23 de marzo de 1998 el Fondo de Inversiones de Venezuela, conjuntamente con CORPOTURISMO, privatizó el Hotel Humboldt y el Sistema Teleférico Caracas-Litoral. El Estado Venezolano traspasó al Consorcio Inversora Turística Caracas, INVERTURCA (empresa conformada por el Consorcio Mezherane y el Fondo de Valores Inmobiliarios), la explotación del Sistema Teleférico y el Hotel Humboldt, a través de un contrato de concesión pública por treinta años. El contrato transfirió el derecho a explotar el Sistema Teleférico y el Hotel Humboldt, con todas las instalaciones conexas, incluyendo el desarrollo de servicios de turismo y esparcimiento relacionados con tal complejo. La empresa que resultó favorecida inició el proceso de reestructuración y rescate de las instalaciones bajo el concepto de conservar el valor histórico y arquitectónico de los elementos ya existentes.

En julio 2001 fue inaugurado el Complejo Turístico Ávila Mágica. El Proyecto Ávila Mágica inició su desarrollo como una nueva alternativa que incluía restaurantes, pista de patinaje sobre hielo, casino, centros de recreación infantil, la recuperación del Hotel Humboldt y la extensión del servicio teleférico al estado Vargas. El proyecto inició la etapa de reestructuración del sistema Teleférico-Hotel Humboldt, que abarcó la ampliación del estacionamiento en Maripérez, construcción de un estacionamiento detrás de la Hermandad Gallega, con servicio de traslado hasta la estación para abordar los funiculares, así como una red de 350 taxis exclusiva para el Teleférico. Adicionalmente, se pusieron en funcionamiento los servicios de cafetín, museo, cajeros automáticos, teléfonos públicos, baños, bebederos de agua, módulos de información, venta de souvenirs y de material fotográfico.

Se conformó el sistema compacto de funiculares, de la firma austríaca Doppelmayr, con 87 cabinas, incluyendo 4 cabinas VIP, 2 cabinas de carga y una ambulancia para emergencias. Cada cabina, con ventanales de cristal, tiene capacidad para ocho personas. El recorrido hasta la cima tiene una duración aproximada de diez minutos, sin paradas, a una velocidad de 10 metros por segundo. Posee 23 torres, de 16 metros de altura cada una. Las edificaciones en la cumbre avileña incluyeron pista de patinaje, casino, salas de juego, piscina, spa, restaurante de comida rápida, restaurante formal, parque infantil, caminerías, excursiones dirigidas, música en vivo. Este parque temático cuenta con un sistema totalmente computarizado.

Se construyó una plaza cerca del Hotel Humboldt, que sirve de altar para la bandera más alta del mundo en una montaña, cuyo mástil mide 30 metros de alto. El mismo fue transportado por partes, a bordo de helicóptero. Además, algunas de las viejas cabinas, de 12 metros cuadrados aproximadamente, están siendo utilizadas como kioscos, módulos de auxilio y venta de boletos. El otrora funicular presidencial es mostrado como parte de las atracciones en la estación de Maripérez. En el proyecto Ávila Mágica, la epata de reactivación del Hotel Humboldt fue responsabilidad del arquitecto José Antonio Totom Sánchez. Su trabajo de rehabilitación se centró en las áreas sociales y en las 70 habitaciones. Se previó la reactivación del tramo del Teleférico Galipán-Macuto, dependiendo de las condiciones ambientales y turísticas del Estado Vargas.

EL PICACHO

El Picacho es un imponente saliente rocoso que forma parte del relieve montañoso de El Ávila. Su impresionante formación puede ser divisada desde distintos puntos del Parque Nacional El Ávila. El Picacho se ha convertido en un símbolo para los habitantes de Galipán, desde cuyo poblado se observa hacia el Poniente.
A diferencia de otras montañas, El Picacho es de relativo fácil acceso. Cuenta con una vereda bien delineada que sigue la línea de cresta de la montaña hasta llegar a su punto más extremo y sobresaliente. La entrada a la vereda que conduce a El Picacho está muy cerca de Boca de Tigre, una intersección en forma de explanada en la que se bifurca la carretera en tres ramales: el que conduce a Caracas, el que lleva al Hotel Humboldt y el que se dirige a Galipán. Desde lo alto de El Picacho puede ser apreciada una majestuosa y espectacular vista del litoral central de Venezuela, y, hacia el lado oeste se aprecia una parte de Caracas.
El Picacho tiene un importante valor estratégico. Allí está ubicada una caseta de telecomunicaciones y un conjunto de antenas de diverso tipo. En la actualidad existen agencias turísticas que organizan visitas grupales a El Picacho. El turista es trasladado en vehículo ejecutivo hasta la entrada de la vereda en Boca de Tigre. Y desde allí, el recorrido debe ser realizado a pie durante unos 30 a 45 minutos.
Hay quienes le atribuyen poderes magnéticos y esotéricos a la montaña de El Picacho de Galipán. Lo cierto es que todo aquel que tiene oportunidad de admirar de cerca esta formación rocosa queda atrapado por la magia de su impactante belleza y su imponente estructura geológica.

LA CRUZ DEL ÁVILA

En lo alto de la montaña que es un emblema para los caraqueños y los venezolanos en general, destaca la Cruz de El Ávila. La idea original de este icono religioso es de Ottomar Pfersdorff, ingeniero de origen norteamericano, que trabajaba en la Electricidad de Caracas, quien al admirar el cerro evocó pasajes de su tierra natal.
"En una noche de octubre, en mi casa de El Rosal, viendo hacia la montaña, pensé que podría muy bien hacerse una cruz de luz en el Ávila. Que se representase en esa cruz al mundo libre, que Venezuela es un país libre y cristiano. Además de exaltar al espíritu de la Navidad". Ottomar Pfersdorff (1963). Entrevista Revista LÍNEAS.
La creación de este símbolo data de 1963 y su iluminación en Navidad se ha convertido en una tradición para los caraqueños. Cada diciembre son encendidos los 74.150 reflectores de 150 vatios que conforman la Cruz, para anunciar la Navidad. Este acto es realizado por medio de un control remoto, desde la sede de la Electricidad de Caracas, en San Bernardino.
La Cruz del Ávila ha ocupado tres sitios distintos desde su instalación. En un principio, en 1965, estuvo en el Hotel Humboldt, donde fue encendida por primera vez. Luego, en 1981, fue mudada al topo de Los Mecedores. Posteriormente, en 1982, es reconstruida por la Electricidad de Caracas, e instalada en la Fila de Papelón, donde permanece actualmente. La Cruz está a 1.530 metros de altura, su estructura metálica de acero galvanizado, mide 37 metros de alto y 18 metros de ancho.